martes, 13 de noviembre de 2012

Un derecho fundamental


Mañana, 14 de noviembre, nos encontraremos ante una nueva jornada de Huelga General. No es momento ya de explicar aquí los motivos por los que todas las ciudadanas y ciudadanos de este país debemos secundar este “Paro Social”. A estas alturas, cada persona tendrá motivos más que suficientes para hacerlo, estudiantes, pensionistas, trabajadores y trabajadoras, personas desempleadas…, como digo, a todos y todas nos sobran los motivos.

El verdadero motivo de mi reflexión es preguntarme porque cada convocatoria de huelga oímos eso del derecho al trabajo. Sin ir más lejos, hoy leía las recomendaciones que se hacen desde la principal asociación de empresarios de Almería, ciudad en la que ya contamos con unas cifras de paro próximas al 40%.

En estas recomendaciones, entre otras cosas, se pedía el respeto al “derecho fundamental al trabajo”.

Ante esto quisiera plasmar aquí dos artículos de nuestra Constitución:

CAPÍTULO II Derechos y libertades          

SECCIÓN 1.ª  De los derechos fundamentales y de las libertades públicas

Art. 28. 2

“Se reconoce el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses. La ley que regule el ejercicio de este derecho establecerá las garantías precisas para asegurar el mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad.”


SECCIÓN 2.ª De los derechos y deberes de los ciudadanos

Art. 35.1

“Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.”

Como puede verse, la huelga SI es un derecho fundamental, como lo son el derecho a la vida, la igualdad, o a la libertad, no así el trabajo que, recogido entre nuestros derechos y deberes, no tiene el carácter de fundamental, es decir, que si tuviera que prevalecer alguno, sería el derecho a huelga el que lo hiciera en detrimento del derecho al trabajo.

Es evidente que si, que debería ser un derecho fundamental, pero en este caso se podría exigir a nuestro Gobierno el cumplimiento de ese derecho y el Gobierno estaría en la obligación de dárnoslo.

Este derecho, fundamental para esos empresarios que día tras día se lo saltan con numerosos despidos para poder mantener sus beneficios, si nos fijamos bien, está recogido en el mismo artículo en el que se habla de una “remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia”. ¿Acaso el derecho establecido en este artículo es sólo al trabajo y no a la remuneración?, ¿Acaso este derecho sólo debe ser respetado los días de huelga? Supongo que me quedaré con mis dudas.

Es más, aun me planteo otra, ¿Por qué esta asociación se empeña en hablar del “derecho fundamental al trabajo”?, ¿Será por desconocimiento de nuestra Constitución?, ¿Será por ignorancia de lo que es un derecho fundamental?, ¿Será por intentar engañarnos de una forma deliberada?

Cada cual que piense su respuesta, no seré yo el que califique de ignorantes, mentirosos o desconocedores de nuestra norma más fundamental a esos grandes emprendedores de nuestra Provincia.



Escrito por:
Francisco Cañadas, 
SECRETARIO DE ACCIÓN SINDICAL Y RELACIONES LABORALES DE UGT ALMERÍA

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Si creemos en nosotros mismos y en nuestros derechos… nos sobran los motivos para acudir a la Huelga General del 14N

¿Cómo explicar los motivos para ir a una huelga cuando ya estamos inmunizados ante los números y las palabras? Ni los números, ni las palabras, ya nos conmueven.
Por un lado, tenemos cerca de 6.000.000 de parados, casi el 25% de tasa de paro, 1.700.000 familias con todos los miembros en paro, 90.000 millones de deuda pública y 40.000 millones de rescate a la banca más los 80.000 del rescate anterior.
Por otro, se desmantela el Estado de Bienestar, entramos en la senda de la privatización de la sanidad y la educación pública, desaparecen las ayudas a la dependencia, se establece el modelo asiático de relaciones laborales, donde los derechos de los trabajadores desparecen a favor de los intereses de la empresa y desaparece cualquier marco de seguridad laboral para el trabajador con la ultractividad de los convenios (a partir de febrero muchos trabajadores pasaran a cobrar el salario mínimo si su empresa no quiere negociar el convenio).
A todo esto se suman, los sangrantes desahucios, que basándose en intereses especulativos de las entidades financieras, permiten que miles de familias vivan en la calle con una deuda de por vida, así como, la posibilidad de despedir a los trabajadores fijos de la Administración para hacer frente al adelgazamiento de la Administración y el desmantelamiento de las empresas públicas. Como podemos augurar, próximamente les tocará a los funcionarios y funcionarias, ya que la privatización de las empresas públicas derivará en un problema de personal con este colectivo.
En general los empleados públicos somos una clase ni-ni en este sentido. Nuestra capacidad de reacción no va más allá de acudir a alguna manifestación, o expresar nuestros temores y nuestro miedo por como va el país. Nos hemos olvidado de que nuestro futuro depende de nosotros mismos. Por eso, hemos de ser capaces de decir que existe un fraude electoral, que les elegimos para que nos defendieran y no para que nos hundieran, de elegir y expresar con toda nuestra rabia contenida que esto no lo queremos, ni para nosotros ni para nuestros hijos, de demostrar que no nos van a callar la boca por muchas reformas y contrarreformas que aprueben con su mayoría absoluta. Y de gritar alto y claro, para que nos escuchen, que nos deben su puesto, que nosotros les pusimos y les pagamos, que nos deben una solución a nuestros problemas, que sabemos que se han vendido a Merckel, a los mercados y al capitalismo financiero, pero que hasta aquí hemos llegado. Que no pueden vender el capital humano de un país por unos años más en el pago de una deuda.
Si conocemos las letras y los números, creemos en nosotros mismos y en nuestros derechos, y tenemos ganas de gritar… entonces nos sobran los motivos para acudir a la Huelga General del 14 de noviembre.

Escrito por:

Alfredo Hidalgo Espinosa,
Secretario General AGE y Sector Postal de la FSP UGT Almería