jueves, 23 de febrero de 2017

VIOLENCIA EN LA PRISIÓN DE ALMERIA



El pasado sábado 11 de febrero en la Prisión de Almería, en el módulo 4 a las 14:30 h., las fuertes voces provenientes de una celda, evidenciaban que los dos internos que la ocupaban habían pasado de las palabras a las manos. El funcionario de servicio en el módulo, alertado por los gritos y la algarabía que bullía dentro de la habitación, abrió la puerta y procedió a separarlos.
Cuando ya estaban distanciados, uno de los internos, en la planta baja del módulo, se revolvió furioso contra el funcionario, agrediéndole de forma sorpresiva con un fuerte golpe de su puño en la cara, que acabó con el trabajador en el Hospital.
Esto es como la película “El día de la marmota”. El actor Bill Murray, incrédulo, contempla como los mismos hechos se repiten día tras día y nunca llega un mañana. Las agresiones a funcionarios se reiteran, y nunca cambia nada. En los últimos diez años se han producido más de 2.000 agresiones, 184 de ellas graves. Las “madres mías” y los “paños calientes” de la Administración sólo brotan con la repercusión mediática de la violencia. Si una radio o un periódico recogen la noticia, sale el preboste de la Administración, dándose golpes de pecho, para hacer votos de remedio al entuerto y justicia para el malvado.
Pasado el temporal, llega la calma, y las morigeradas brisas del olvido borran todas las promesas. Este sindicato es la voz que clama en el desierto de los oídos sordos del Ministerio de Interior, señalando los males que corroen con su herrumbre el hormigón del sistema penitenciario.
La Revista Española de Sanidad Penitenciaria, una autoridad en el tema, recoge que "la población masculina en prisiones andaluzas muestra una alta prevalencia de problemas de salud mental, similar a la hallada en otras prisiones nacionales. Pero sus necesidades de atención deben tener en cuenta las diferentes patologías que presentan. Una elevada tasa de reclusos, un 25,6%, presentan problemas de salud mental, un porcentaje que se eleva hasta el 50% si se consideran los antecedentes de abuso de drogas, lo que supone entre dos y siete veces por encima de la población general”.
Aquí tenemos el primer obstáculo que nos encontramos para afrontar el problema de la violencia en la cárcel. Las patologías mentales de los internos son el pan nuestro de cada día. Las instalaciones psiquiátricas más grandes de España ahora mismo son las prisiones. Y no contamos en ellas con un psiquiatra en plantilla que dé a los internos la atención profesional que su enfermedad mental precisa. Son médicos de familia los especialistas que atienden las patologías de la población reclusa ¡Y así nos va!
Muchas de las agresiones a empleados públicos no son premeditadas, no responden a un porqué coherente, son acciones sorpresivas, sin más motivo o justificación que la propia patología mental del recluso. Por lo aquí expuesto se hace inevitable que el servicio médico de la Prisión sea reforzado por un Psiquiatra.
Un elemento fundamental que explica el incremento de la violencia es la falta de personal funcionario. Más de 2000 plazas vacantes son una irresponsabilidad de la Administración que repercute en una desatención hacia los reclusos. Años sin convocar oposiciones y con las tasas de reposición congeladas conlleva, no solo la disminución de la plantilla, sino también el envejecimiento de la misma. La mitad de los trabajadores tienen más de 50 años. Los hechos del módulo 4 de Almería, reiteración de las agresiones que sufrimos el año pasado, con un interno veinteañero lleno de fortaleza, cuerpo cultivado de gimnasio, y muy conflictivo, es consecuencia de la insuficiente dotación de personal de El Acebuche. La Dirección de esta Prisión ha demostrado reiteradamente su incapacidad para dar solución a un problema de personal que redunda en la prestación del servicio en los niveles de eficiencia y calidad al que estamos obligados como funcionarios públicos.
Esta violencia hace necesaria la implantación de un Protocolo específico para Prisiones del que carecemos. El Ministerio de Interior, la Secretaría de Estado de Instituciones Penitenciarias y la Dirección de la Prisión son los responsables de una falta de personal en Almería que hace inviable garantizar la seguridad de internos y trabajadores. Por tanto, exigimos a la Dirección de El Acebuche y a las Administraciones competentes que adopten las medidas urgentes para garantizar la seguridad de los empleados públicos e internos.

Alfredo Hidalgo Espinosa, Secretario del Sector AGE y Postal de la FeSP-UGT Almería