viernes, 18 de noviembre de 2011

Despedidas

A lo largo de estos 35 años de Democracia se han puesto en marcha todos los mecanismos de financiación pública excepto la de las administraciones más cercanas a los ciudadanos, los ayuntamientos. En estos momentos, estamos asistiendo al derrumbe de las finanzas de los distintos consistorios, cuyos representantes políticos manifiestan estar cercanos a la quiebra económica.
Llegados a esta situación, muchos de estos responsables muestran su falta de imaginación, sus carencias como gestores y su nula vocación negociadora y ponen su mirada sobre los servicios públicos que se dan a los ciudadanos y ciudadanas y sobre los trabajadores y trabajadoras. Se abstraen de su propia responsabilidad, en unos casos mirando hacia atrás y culpando al anterior equipo de gobierno, y en otros justificándose por el parón inmobiliario que ha frenado en seco las cuantiosas recaudaciones que percibían en conceptos de impuestos y tasas por ejecuciones de obras.
Durante años algunos de los ayuntamientos han estado vulnerando sistemáticamente la constitución, no cumpliendo con el Art. 47 “los poderes públicos regularán la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación” pero eso parece que ahora no importa. Casi 10.000 trabajadores municipales tienen problemas de cobro con sus nóminas, hasta el momento ha habido más de 500 despidos, y los efectos lo sufren también los proveedores y las empresas concesionarias de servicio que no saben cuando cobraran lo que se les adeuda, así como los ciudadanos a los cuales se les priva del derecho a unos servicios públicos de calidad. Detrás de estos despidos hay verdaderos dramas humanos, entre ellos, está el caso de cinco trabajadoras despedidas el pasado 27 de Octubre en el Ayuntamiento de Vera, mujeres de carne y hueso, con sentimientos, familias y una vida , a las que se les ha tratado como números, y no como personas.
Tras la denuncia pública de estos despidos por parte de la Federación de Servicios de UGT, estas trabajadoras nos remitieron una carta reflexionando sobre su situación y explicándonos los hechos desde una visión humana. Sin previo aviso, se les llamó una a una para citarlas en una pequeña sala, donde esperaban el secretario, el interventor y el concejal de personal del ayuntamiento, para como si de un juicio sumarísimo se tratara, comunicarles su despido fulgurante así como las cantidades que les abonarían al tratarse de un despido improcedente reconocido por el mismo ayuntamiento. Tanta prisa tenían por despedirlas que no les importó pagar la sanción por no avisar con los quince días de antelación que estipula la ley, una sanción total que ascendía a 4.367.25 € (como se nota que el dinero es de los contribuyentes no suyo).
Los despidos se llevaron a cabo sin hablar en ningún momento con las trabajadoras sobre su actividad laboral, sin existir ningún tipo de diálogo entre los representantes políticos y el colectivo de trabajadores para encontrar soluciones alternativas a los despidos, es más, ni siquiera el propio alcalde se dirigió  en ningún momento a las trabajadoras para afrontar su responsabilidad como máximo representante del Ayuntamiento. Llamativo es que todas las trabajadoras despedidas se ocuparan de atender a los mayores y a las personas que están sufriendo con más intensidad la crisis, atender la situación de los más débiles no es una prioridad para algunos que no son capaces de ver más allá de la rentabilidad y el recorte.
Por otro lado, incomprensible es el hecho de que se esté despidiendo por un lado, a personal laboral indefinido (con el consiguiente gasto en indemnización), y por otro, contratando nuevos empleados. Las trabajadoras proponen en su carta una serie de medidas que permitirían mantener la actual plantilla, pero no han tenido ni siquiera la opción de ser escuchadas.
La clase política de este país tiene que darse cuenta de que el diálogo enriquece siempre y no empeñarse en imponer su criterio y decisiones como si estuvieran en posesión de la verdad absoluta. La comunicación, la negociación, la empatía son valores que permiten buscar soluciones a los problemas o mitigar sus efectos, herramientas que no pueden caer en desuso, aún menos en los tiempos que vivimos y los que se avecinan.
Desde aquí manifiesto mi apoyo a estas trabajadoras cuya carta exhalaba dignidad y humanidad, y mi incomprensión hacia aquellas personas que huyen del consenso y el diálogo, demostrando en algunos casos  una preocupante falta de sensibilidad.
¿Y son estos los que nos tienen que sacar de la crisis?

Escrito por:

Emiliano Domene Fernández

Secretario de Comunicación de FSP UGT Almería




viernes, 4 de noviembre de 2011

¿CRISIS EN LA IZQUIERDA?

Desde hace un tiempo a esta parte, la clase trabajadora está sufriendo una tremenda agresión a su dignidad y a sus condiciones de vida, da igual el signo político de los gobiernos, los ataques a las conquistas sociales se están haciendo cada vez más virulentos y agresivos.
Se aprueban planes de austeridad que recortan el gasto social, se elaboran reformas que destrozan derechos laborales duramente conseguidos a lo largo de los años, gracias entre otros al sacrificio de muchos compañeros, se privatizan servicios públicos y se fomenta la intervención privada, aumentan las desigualdades económicas entre clases y aún así, hoy con cierta perspectiva podemos decir que todas estas aberraciones no sacian el hambre de los mercados.
La lacra del desempleo aumenta con paso firme, especialmente en nuestra provincia, la reforma laboral impuesta unilateralmente por el gobierno ha fracasado totalmente como instrumento de generación de empleo, muy al contrario se ha precarizado el ya existente y asistimos a una bajada real de los salarios. Esta crisis ha pasado de ser un asunto económico para convertirse en una batalla política e ideológica donde los que pierden son los trabajadores y las clases más débiles.
En medio de esta situación desde ciertos ámbitos se habla de “crisis de la izquierda”, cuando lo cierto es que las medidas de ajuste neoliberal tomadas desde el exterior con seguidismo de nuestro gobierno nada tienen que ver con la ideología de izquierdas, ésta como tal, como ideología está más viva que nunca, precisamente ahora que las políticas liberales se estrellan una y otra vez contra los muros de la realidad de un capitalismo en decadencia, los ideales de justicia social, solidaridad  sostenibilidad y redistribución de la riqueza adquieren fuerza como alternativa a esta situación.
Cierto es sin embargo que existe una crisis de una parte de la izquierda partidista, no ideológica, precisamente de aquella que ha abandonado su base social, distanciándose de sus postulados e imitando las políticas más conservadoras al intentar salir de la crisis a costa de los derechos sociales y laborales, lo que ha traído consigo un fuerte castigo electoral, los votantes de izquierdas, muchos más críticos que el resto no toleran que sus partidos imiten a la derecha, abriéndole a esta las puertas para realizar nuevas medidas de ajuste en el terreno laboral, educativo, social y de privatización de servicios públicos.
Ya nadie duda que  los mercados estén dictando las políticas de los gobiernos  al margen de lo que deseen los ciudadanos, y es que parece ser que la soberanía ya no reside en el pueblo, se ha mudado.  Podemos decir que efectivamente existe un deterioro de la democracia tal y como reclaman miles de voces anónimas en las calles.
En mi opinión es el momento de actuar de forma crítica y firme contra estas medidas, en todos los niveles, desde los gobiernos locales al nacional pasando por las distintas comunidades autónomas, con total independencia del signo político de quienes intenten aplicarlas. Resulta pues imprescindible reagrupar a las personas y fuerzas de izquierdas en defensa de los derechos ciudadanos que se restringen y de un estado de bienestar que solo lo es para algunos, asumiendo el papel de fuerzas transformadoras de la sociedad porque nuestra ideología está más viva que nunca y llega el momento de revelarse.

Escrito por:
Emiliano Domene Fernández
Sº de Comunicación FSP UGT Almería