viernes, 14 de octubre de 2011

EL FIN DE LA HISTORIA Y EL ÚLTIMO HOMBRE


El deterioro institucional que se vive en los Centros de trabajo se acrecienta cada día que pasa hasta alcanzar un ambiente irrespirable. Ese miedo difuso a la crisis, ha generado un clima de resignación que propicia  la más absurda e intolerable indolencia ante un cambio de modelo productivo y una revolución total de las relaciones laborales. Concretamente nos encaminamos a la extensión de la proletarización en las antiguas clases medias a través de elementos como la supresión del convenio colectivo, pasando al mercadeo de cada puesto de trabajo, a  negociar estas plazas individualmente y personalmente entre empresario y demandante. Asistimos al retroceso total de derechos laborales hasta el punto de crear un contrato único, que lo llamarán como quieran, incluso "indefinido", pero enmascarando a un despido libre y a una ausencia total de derechos, ya que las condiciones laborales las pone la empresa y “las tomas o las dejas”.


Dos de los pilares de nuestro Estado Social de Derecho, Sanidad y Educación, son atacados impíamente: Se cierran servicios de urgencias nocturnos, quirófanos, centros de consulta y plantas enteras en varios hospitales, se ha reducido las plantillas de los centros de sanidad e incluso recortado el sueldo de los médicos. El copago en sanidad, es una falacia pues en realidad se trata de pagar dos veces, o es que ahora no pagamos la sanidad a través de impuestos y deducciones en la nómina. Pero vamos a ese pago por servicios en la sanidad, en educación y en innumerables prestaciones públicas que ahora son gratuitas. Camino análogo lleva la educación, ha arreciado la privatización y mercantilización de la misma. La educación pública viene siendo desmontada a través de instrumentos como los recortes presupuestarios en materia educativa, el sistema de colegios en concesión, se eliminan los derechos y conquistas adquiridas en la democracia por el magisterio, se disminuye la planta de personal docente y se potencia la conversión de los colegios en una empresa de producción sujeta al libre mercado de la oferta y la demanda.

La irreversibilidad de los daños es muy severa. Porque una función pública como hoy se concibe es contraria a su modelo económico neoliberal, basado en empresas o agencias privadas que ejecuten estos servicios públicos con total sumisión de sus trabajadores a las exigencias patronales.

Dándole la razón al historiador Francis Fukuyama quien ya en 1992 en su libro “El fin de la Historia y el último hombre” nos advertía de estos hechos profetizando un neoliberalismo global donde “la única opción viable es el pensamiento único, las ideologías ya no son necesarias y han sido sustituidas por la Economía”.
No podemos permitir este triunfo de la economía sobre la ideología, debemos buscar el “Fin del fin de la Historia, los caminos son variados, unos serán acertados y otros erráticos, pero no podemos caer en la indolencia, debemos avanzar, las opciones son muchas: Tenemos las utopías de “La imaginación al Poder de Mayo del 68”, las de "Otro Mundo es Posible" (Foro Social Mundial, Porto Alegre, 2001), el camino de la “Batalla de Seattle” y sus proclamas en contra del neoliberalismo deshumanizador y desideologizado, donde las manifestaciones contra la cumbre de la Organización Mundial del Comercio en Seattle en 1999 miles de personas convocadas principalmente por sindicatos, organizaciones ecologistas, profesionales, y personas comunes, se movilizaron en las calles de Seattle contra la OMC hasta hacer fracasar la llamada Ronda del Milenio, todo al margen de cualquier partido político. Aquí en nuestras calles de España tenemos a los “indignados”, que nos muestran un nuevo derrotero, una nueva manera de hacer política. Las opciones son muchas, los caminos inciertos, pero la resignación y el mirar a otro lado es el sustento del camino a la proletarización.

Por eso el compañero Manolo Pastrana (Secretario General de la UGT de Andalucía), reunido el pasado 5 de octubre con los delegados sindicales de la UGT de Almería nos pide "acción, que tomemos la calle, que vayamos de centro en centro alertando del cambio de modelo productivo y laboral que están empeñados en implantar ciertos círculos políticos y económicos”. Y ha puesto el ejemplo de Grecia y Portugal de lo que nos espera. “En Grecia no es que sólo despidan a funcionarios, les bajen una media del 40% el sueldo y las pensiones, sino incluso les dicen qué edificios tienen que privatizar, pues ya le han echado el ojo a esos edificios públicos que los quieren para sí mismos. Y En Portugal ya tenemos el copago sanitario, aparte del pago de las pruebas diagnósticas...”. Ya hemos perdido desde que comenzó la crisis un 20% de nuestros salarios  y las peticiones de los mercados de nuevas rebajas en las nóminas son insaciables. Y eso teniendo en cuenta que nuestros sueldos y poder adquisitivo no es el de Europa. Pero en eso estamos, en la convergencia hacia la proletarización de la Europa periférica. Concretando, vamos a conocer la España de nuestros abuelos, la España rural, la del hambre, la miseria, la emigración, donde unos zapatos pasaban de hermano en hermano y el trueque estaba a la orden del día. O espabilamos o regresamos 50 años en la historia de los derechos laborales. Que somos solidarios con los 25.000,34.000 o 40.000 euros anuales que ganamos en el mejor de los casos, pero pido proporcionalidad en el esfuerzo solidario con los que ganan el doble, o el triple, o más, ellos deben de ser el doble, el triple o más de generosos en su sueldo. Que empiecen los recortes por ellos”.

Personalmente pienso que esta amenaza es un “órdago” de esos mercados europeos, de esas instituciones bancarias y políticas alemanas y francesas, de ese Banco Central Europeo. Chantaje al que tenemos que plantarle cara, vencer al “miedo difuso” y tomar las calles, los centros de trabajo, la sociedad, y revolverse como lo hace el insecto que es pisado por un zapato, intentando clavarle el aguijón o morderle si fuera necesario, inyectándole el más poderoso de los venenos que tenemos: la justicia social. Porque es de justicia que la sangre y mártires que ha costado llegar a los derechos laborales de hoy día no sea pisoteada sin más por esa bota de los nuevos fascismos que son esos mercados, esas Bolsas, esos fantasmas y entresijos capitalistas que no tienen dueño concreto ni referenciado, pero te meten el miedo y la resignación como una gangrena que corroe las más profundas entrañas de lo que es la esencia de la sociedad democrática europea: la clase media.

La coartada del “no hay dinero” lo justifica todo: No sacan o es despreciable la Oferta de Empleo Público, echan a los interinos, incrementan la edad de jubilación y el periodo de cómputo de las pensiones, continuas congelaciones de salarios cuando no bajadas, incesantes rumores alentados por ese “miedo difuso” de supresión de la Acción Social, de la Productividad, del concurso de traslados… a la vez que el deterioro institucional crece día a día con Directores más preocupados por su futuro ante el cambio de Gobierno que la gestión del Centro de trabajo. Nuestras posaderas de empleados públicos están ya amoratadas y doloridas por las continuas patadas en salvas partes de la Administración.
Y para ti compañero empleado público, acuérdate del dicho de mediados del siglo XX: "Pasas más hambre que un maestro de escuela", que regresa a los anales del actual siglo con más fuerza que nunca: “Pasas más hambre que un empleado público”.


Escrito por:

Alfredo Hidalgo Espinosa
Sª de Administración General del Estado de FSP UGT Almería
Sª en funciones del Sector Postal          

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